top of page

Tiempo de soltar a mi ser querido...

Actualizado: 11 oct 2022

De lo más duro que me toca hacer, es intentar convencer a una persona de soltar a alguien que ya no está en este mundo y es que una regresión es un ámbito universal de oportunidades para cerrar ciclos, perdonar, entender, descubrir una verdad, ponerse en la piel del otro, mirar nuestra propia vulnerabilidad e incluso destruir aquello que aún nos hace daño.

He visto a madres despedirse amorosamente de sus hijos, a hombres despedirse de su esposa, a hijos despedirse de su padre o madre e incluso, personas despedirse de quien fuera su compañero animal en esta vida, perros, gatos, aves... Y lo que más se me dificulta comprender es la actitud egoísta e infantil de algunos de no querer soltar a quien ya no está aquí, porque, si bien esa persona jugó un papel importante en sus vidas, lo cierto es que ya no está más que su recuerdo y la imagen constante de lo que pudo haber sido y no fue. Y esa actitud también tiene una explicación muy simple: Estas personas no sueltan porque siguen utilizando el "pretexto" de que ese alguien ya no está para seguir siendo niños, para seguir justificando sus pésimas actitudes con los demás, para seguir encubriendo su falta de conciencia, de empatía y de responsabilidad, porque así todo mundo podrá "perdonar" sus actitudes incorrectas, cada que me victimizo vuelvo a ser ese niño que se siente débil e incapaz, que se siente desempoderado y frágil pero que sólo busca volcar en otros su propia insatisfacción y su propia frustración respecto a no poder dejar de interpretar ese rol... es de esta forma que me impido crecer y tomar las riendas de mi vida, es aferrándome a un recuerdo que corto mis propias alas y me aferro a la cómoda postura de siempre sufrir... me auto sacrifico en aras de no hacerme cargo de mi mismo, de mis decisiones, de mis errores y de mis negligencias para conmigo y para con los demás. Cuando perdemos a un ser querido, una parte de nosotros se congela, ya sea porque no estábamos preparados, porque fue muy inesperado, porque perdimos la estabilidad como consecuencia, porque nos bloqueamos o porque enfrentar la muerte implica enfrentar nuestra propia mortalidad, implica que muchas cosas en nosotros también van a morir junto con esa persona y nos asusta, porque la muerte nos obliga al desapego, nos obliga a soltar, nos obliga a perdonarnos por todo lo que no hicimos, no dijimos o hicimos mal y nos obliga a simplemente aceptar que la vida es eso, cambios fortuitos e inesperados, muy constantes e ineludibles.

Es así que la muerte nos empuja a replantearnos todo, a reconstruirnos ya sin esa persona, a mirarnos desde otros puntos de vista, a re inventarnos y sobre todo, a valorar la vida y sus bendiciones cotidianas. La muerte es ese volantazo que te saca del camino y te confunde, pero del cual te tienes que sobreponer, porque no hay nada más absurdo que seguir sosteniéndonos de viejos fantasmas y de viejas expectativas que nunca se cumplieron ni se cumplirán, al menos en esta vida.

Dejar ir, no es olvidar ni tampoco dejar de agradecer esa presencia en nuestra vida, ni los aprendizajes o momentos maravillosos que nos dejó. Dejar ir es respetar el derecho que posee el otro, aunque sea en alma o en esencia, a NO TENER que seguir siendo responsable de mi, ni de mi felicidad, ni de mi estabilidad, ni de mi tranquilidad, ni de mis decisiones o mi futuro, dejar ir es trabajar duro para encontrar un nuevo sentido y un nuevo significado a esa pérdida y siempre puedo transformar esa emoción de enojo, tristeza y frustración en semillas de amor.

Porque soltar es el primer paso que damos para convertirnos en adultos y si, mientras más nos resistimos, más nos obliga la vida a hacerlo. No soltamos a las personas que se van, soltamos las ideas que teníamos sobre ellas o las ideas que teníamos de nosotros respecto a ellas.

Puedo adolescerme, extrañar, añorar y aferrarme un poco a soltar cuando el peso de la muerte cae irremediablemente sobre mi, pero un día, tarde que temprano, tendré que cerrar esa puerta y continuar caminando, porque evadirlo sólo va a estancarme en la vida, a sabiendas que mi propio momento de partir me espera adelante.

Si dejo ir la historia ideal que inventé en mi mente junto a esa persona, y abro las puertas y ventanas de mi corazón, podré seguir dándome a mi mismo a través del amor a alguien o a algo más. Y si decido recordarle, que mis pensamientos vayan cargados de amor, agradecimiento y paz que con eso le enviaré el claro mensaje de que puede irse tranquilo, de que yo estaré bien y que nos re encontraremos en algún punto espacio temporal. Sufrimos por nuestra falta de certeza y fe y porque ante la muerte no tenemos ningún control, sufrimos porque justo ahí recordamos cuál es nuestro lugar en el mundo y en el universo y nada nos vuelve más conscientes y humildes que eso...

Déjalos ir para que cuando sea tu momento de partir, no tengas dificultad en dejar atrás a los que se quedan aquí.


Autoría: Maribel Ortega, Solaris de Gaia Sanación Theta®, México. Ocubre 11, 2022



 
 
 

Comments


bottom of page